botas negras cielo gris IV
Se descuelga del anuncio como puede y baja al suelo con cuidado. Ya nadie la sigue; se esconde en una esquina, y haciendo silencio, trata de escuchar algún sonido.No escucha nada, ni botas, ni vehículos ni aviones. Solo debe preocuparse de los francotiradores que siempre silenciosos son una amenaza terrible. Camina por la calle paralela a la Avenida principal, es un camino mucho más largo, por lo sinuoso del boulevard, pero así está más escondida y segura. Es increíble como un viaje de tan solo unas cuadras se le ha convertido en toda una odisea. Pasa entre las mesas con mesitas de los cafés y restaurantes que ahora vacíos le dan una apariencia triste y hasta siniestra al paseo. La calzada se eleva y remata en una colina con una pequeña placita. Desde el muro observa la calle Lago Baikal. Se da cuenta de que si sigue por ese camino se desviará de su objetivo. Decide pasar al otro lado de la pared y cruzar por un espacio de tierra removida y escombros. Sube por el muro y luego