Cambiando Zapatos XIII

La imagen de esta beldad me ha agudizado el ingenio: cargo el incensario por  el eslabón de la cadena usando un dedo; echó para atrás mis hombros y  me quito la chaqueta, paso el incensario a mi otra mano y hago lo mismo, termino desnudo en la sombra. Ella apaga la lámpara y se hacen las tienieblas.

Avanzo a tientas en la habitación, sigo sin ver nada y la oscuridad es tan intensa que parece una cortina negra  en torno de mí. Siento un golpe en mi talón, caigo en el suelo de madera y ella se sienta en mi estomago; solo veo su rostro y el brillo verdoso de su bata flotando alrededor de ella.

Ella acerca su rostro al mio y besa mi boca, mis ojos y mis orejas; yo la sostengo por sus caderas la acaricio con suavidad, ella me besa. Mi lingam exuda calor al aire y late al unísono con mi corazón. Me muevo y ella lo evade, de la nada salta y desaparece de mi vista de nuevo; trato de levantarme pero ella pone un pie en mi pecho y usando el peso de su cuerpo me deja tendido de espaldas.

La escucho caminando por la habitación:  la madera vibra y mi cuerpo con ella. Busca algo en la oscuridad sin usar ninguna luz. Siento que esta a mi lado con algo en las manos: me moja con agua de especias, me levanto y la busco a tientas, perfumado,  excitado y en paz camino entre la opresiva oscuridad.

Me abraza por la espalda, rodea mi cuerpo con sus brazos; siento el perfume de su piel y sus manos acariciando mi lingam.

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