PAIS A VS PAIS B XXII

El día ha sido perfecto tanto para Alexandra como para mí. Ella habla animadamente y yo practico el arte de escuchar: sigo el hilo de lo que dice y le aporto observaciones e ideas; inclusive recuerdo lo que me comunica y demuestro interés.

Caminamos tomados del brazo como un otoñal matrimonio. La gente se ha dado cuenta y reacciona de manera curiosa: unos nos rehuyen; otros nos sonríen y algunos más nos detienen y preguntan por la naturaleza de nuestra relación.

Alexandría les da todos los detalles a excepción de mi nacionalidad, cosa que agradezco ya que no quiero problemas.

— ¡Te has acostumbrado a tu trabajo!

— No sabría decirte...

— No voy a seguir con la cantaleta de la libertad, pero debes saber que no quiero seguir con este estado de cosas.

— Lo sé...Has tratado de escapar dos veces.

— Vamos a casa. —Dice ella abruptamente.

Suelta mi brazo y se pone los lentes oscuros, le hablo y ella ni siquiera voltea a verme; ha caído en un mutis repentino que me preocupa tanto como me alivia: no puedo saber lo que piensa, pero seguramente dejará de prestarme atención, por lo que podré analizar la nanoplastilina que traje.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

La mujer en tus sueños VI

Pais A vs Pais B I

Cambiando Zapatos VIII