Cambiando Zapatos VIII

- ¿Qué será de la vida de Virahima?

-Virahimayana. Ella será vigilada por los ancianos del pueblo, luego aprenderá tejido y a ser partera. Tal vez llegué a acostarse con los montañistas extranjeros por placer: No habrá quién se case con ella en está montaña.

- Al menos tendrá una vida amorosa entretenida. - Le digo esperando no volver a enfurecerla.

- ¡Occidental puerco! - Sostiene mi rostro con delicadeza y junta sus labios con los mios mordiéndolos suavemente; recorre cada comisura de ellos con gracia y arte..claro, todo eso mientras me dobla el dedo meñique para que yo no trate de hacer nada más.

- ¿Te gustó?

- No. La verdad no.

Caminamos de vuelta al pueblo ya que es tarde.

- Vamos por ese camino. Es más rápido. - Iyoconda señala un sendero tan angosto que solo podemos ir en fila india.

Todavía tengo el sabor de su boca en la mía. Ella se resbala en el camino y yo la sostengo. La abrazo con fuerza, mi corazón late fuertemente y siento que el de ella también. La acerco y muerdo suavemente su boca arriba y abajo y a los lados, ella no se resiste, lo disfruta también pero voltea su rostro cuando trato de usar la lengua.

- Se hace tarde para la fiesta, Occidental.

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