Cambiando Zapatos X
- Es mejor que la Everest Premium. - Iyoconda toma de un solo trago la cerveza.
- Si. Tiene más cuerpo. - Digo y la palabra cuerpo me hace mirarla con otros ojos.
- Ya quisieras tenerme. - Me toma de la mano y me lleva corriendo a la plaza.
- Mira bien.
Sube a la tarima justo a tiempo para bailar la otra pieza: amantes bajo los duraznos. Las bailarinas se colocan una al lado de la otra, colocan su pie izquierdo hacia adelante y el derecho en ángulo, ponen su brazo izquierdo en la cadera y el derecho en la sien.
Empieza a tocar la música: un pequeño y monótono tambor marca el ritmo y ellas mueven la cabeza. En un momento, un torrente de música de distintos instrumentos desconocidos para mi, ponen en movimiento a las bailarinas. Prmero las caderas y luego en zancadas largas hacen un círculo alrededor de un muchacho ricamente vestido.
El muchacho parece triste: tiene la cabeza hacia abajo y se mueve despacio. Una mujer joven sale del fondo del escenario y se lo lleva. Se sientan debajo de un duraznero y el baile y la música cesan. Ellos rien y disfrutan de su compañía.
Iyoconda baila alrededor de ellos con un sable en la mano: la muerte que acecha a los inocentes...
- Si. Tiene más cuerpo. - Digo y la palabra cuerpo me hace mirarla con otros ojos.
- Ya quisieras tenerme. - Me toma de la mano y me lleva corriendo a la plaza.
- Mira bien.
Sube a la tarima justo a tiempo para bailar la otra pieza: amantes bajo los duraznos. Las bailarinas se colocan una al lado de la otra, colocan su pie izquierdo hacia adelante y el derecho en ángulo, ponen su brazo izquierdo en la cadera y el derecho en la sien.
Empieza a tocar la música: un pequeño y monótono tambor marca el ritmo y ellas mueven la cabeza. En un momento, un torrente de música de distintos instrumentos desconocidos para mi, ponen en movimiento a las bailarinas. Prmero las caderas y luego en zancadas largas hacen un círculo alrededor de un muchacho ricamente vestido.
El muchacho parece triste: tiene la cabeza hacia abajo y se mueve despacio. Una mujer joven sale del fondo del escenario y se lo lleva. Se sientan debajo de un duraznero y el baile y la música cesan. Ellos rien y disfrutan de su compañía.
Iyoconda baila alrededor de ellos con un sable en la mano: la muerte que acecha a los inocentes...
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