cielo gris y botas negras

Es un pais muy bello. Tranquilo y pintoresco, con unos bosques enormes que se esparcen a los cuatro puntos cardinales; a falta de playa, unos lagos ubicados en los sitios más inverosímiles: dentro de una hondonada de mármol verde; en un oasis en un pequeño desierto, dentro de una cueva, al pie de una montaña. De todos los colores: azules intensos, negros, violetas claros; y aún los hay que están levemente inclinados, y que de un lado se vacian en unas lagunas a través de unos toboganes de piso de piedra negra.

Tres grupos étnicos conviven en este desconocido país: cantábiros, eslanesios y mágoras. Cada uno con sus costumbres, su dialecto y su propia religión;
Su gente con ropa de patrones floreados o geometricos, dependiendo de la etnia en la que nace. cada quien metido en sus problemas, viviendo su vida de acuerdo a sus costumbres, sin discriminación u odios entre ellos; bueno, aparte de algún que otro chiste ó anecdota picante.

Todo era así hasta que simplemente cambió...



Alexa aprieta el carnet de acreditación de periodista como si la vida le fuera en ello. Esboza una pequeña sonrisa mientras va hacia su puesto en la mesa de los corresponsales. Debe ubicarse lo más cerca de Ivo Narana, el lider unificador del país(como el mismo se proclama) no para preguntarle absolutamente nada, sino para verificar que tenga un lunar en el cuello y que tenga forma de rombo; no de cuadrado ni de círculo, sino de rombo.

Empieza el murmullo, el ruido de pasos y la excitación de los corresponsales, especialmente de los jóvenes; los que ya tienen experiencia simplemente se comportan como si fuera la cosa más rutinaria del mundo. Inclusive uno de ellos toma el papel de guía de Alexa. Por fin entran en la sala cuatro hombres fuertemente armados seguidos de Ivo, cuatro hombres más cierran la comitiva y se da inicio a la rueda de prensa.

Preguntas van y respuestas vienen. Respuestas acertadas, otras no tanto, la mayoría ambiguas; ninguna interesante; muy pocas comprometedoras. Una rueda de prensa aburrida, por lo menos hasta que Alexa se levanta y le pregunta a Ivo, si le ha sido infiel a su esposa.

Nadie ríe, murmura ni tose. Ella se mantiene erguida y no voltea a ver a nadie; aunque por el rabillo del ojo nota la condescendencia del periodista que pretende ser su guía. Ivo suspira profundamente, se quita la chaqueta y después, la bufanda. Mueve para atrás su cabeza exponiendo su cuello y mira hacia arriba como invocando a DIOS. Alexa ve el lunar y se sienta.

Ivo cruza sus brazos apoyándolos sobre la mesa, se acerca hacia el micrófono y dice: "sin comentarios". Risas y aplausos se oyen en la sala. Al rato, varios periodistas insisten en la pregunta y otros más, inquieren sobre la posible guerra civil. Uno de los guardaespaldas de Ivo le dice algo al oído mientras otro toma el micrófono y anuncia el fin de la rueda de prensa. Entonces se van de manera abrupta.

Alexa franquea la puerta del teatro y sale a la calle; bota el carnet de periodista y se arregla la chaqueta. El viento de otoño arrecia trayendo frio, hojas muertas y nubes de tormenta.

Camina de prisa para llegar a su hotel y descansar unas horas. Recuerda la pregunta que le hiciera al pobre de Ivo y se ríe con ganas. ¡Pobrecillo! ¡Mira que hacerle semejante pregunta! ¿En qué universidad habrá estudiado esa periodista?

Alexa llega al hotel risueña. Quiere tomar una ducha y descansar, mañana será un día duro y debe recuperar las fuerzas. Como a medianoche la despierta un pequeño temblor; inclusive cae algo de yeso del techo. Se levanta con la intencion de descorrer la cortina para ver que ocurre, pero un estruendo aún mayor destroza el vidrio de la ventana que da a la cama. Se tira al suelo protegiéndose con un sofá enorme del cuarto. Pasa un momento y ve en la cama varias lajas de vidrio. De no haber cerrado la cortina probablemente alguna de esas la hubiese alcanzado.
Escucha ruido que viene del pasillo. Se asoma y al preguntar que ocurre le dicen que han asesinado a Ivo esta tarde, luego de la rueda de prensa.