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Mostrando las entradas de 2014

PAIS A VS PAIS B XXII

Llegamos a la oficina, me deja la cena y se marcha sin decir nada. No entiendo su actitud, pero no voy a detenerme a hablar ya que necesito averiguar como usar la nanoplastilina que robé de la fuente. Una vez ella se ha ido, mi amigo del TDRONE enciende la comunicación y empezamos a hablar. — ¡Excelente día en el campo: parecen dos abuelos enamorados! Me río y el escribe en la pantalla del TDRONE un JAJAJAJA! que se me antoja algo tonto. — ¡Creo que algún día podrás trabajar conmigo! — ¿Cuando se cansen de mí? No...Yo quiero mi libertad ahora...Ayudame con algo. — ¿Qué quieres? — ¿Como hago una interfaz entre la nanoplastilina que traje y el lenguaje de programación? — Necesitas un módulo de Interfaz y un teclado, nada más... — ¿Me lo puedes conseguir? — ¡Tal vez! el teclado puede ser el que usa tu AMA, el módulo solo me lo enviarán si yo reporto el mio dañado. — ¡Excelente! Saco la nanoplastilina de mi bolsillo y empiezo a moldearla sin hacer caso de lo que e

PAIS A VS PAIS B XXII

El día ha sido perfecto tanto para Alexandra como para mí. Ella habla animadamente y yo practico el arte de escuchar: sigo el hilo de lo que dice y le aporto observaciones e ideas; inclusive recuerdo lo que me comunica y demuestro interés. Caminamos tomados del brazo como un otoñal matrimonio. La gente se ha dado cuenta y reacciona de manera curiosa: unos nos rehuyen; otros nos sonríen y algunos más nos detienen y preguntan por la naturaleza de nuestra relación. Alexandría les da todos los detalles a excepción de mi nacionalidad, cosa que agradezco ya que no quiero problemas. — ¡Te has acostumbrado a tu trabajo! — No sabría decirte... — No voy a seguir con la cantaleta de la libertad, pero debes saber que no quiero seguir con este estado de cosas. — Lo sé...Has tratado de escapar dos veces. — Vamos a casa. —Dice ella abruptamente. Suelta mi brazo y se pone los lentes oscuros, le hablo y ella ni siquiera voltea a verme; ha caído en un mutis repentino que me preocupa tant

Las Aventuras de Alexa Huntington 4

Alexa se levanta tosiendo y escupiendo sangre en la camilla. Maya le asiste calmándola y examinando sus heridas: una abrasión en el cuello, un moretón en la cadera y varios raspones en piernas y brazos. Le da unos antiinflamatorios y analgésicos. Nunca habían visto nada igual a esto. Alexa tiene heridas en gran parte de su cuerpo, de alguna manera somatizo el daño que M le hacía en el sueño. Maya piensa que es un milagro que ella no se hubiese asfixiado cuando la colgaron en la horca. Pasan dos días y las heridas sanan totalmente. Alexa se mueve normalmente. Responde coherentemente a las preguntas que se le hacen y ha podido dormir de manera natural. Spencer se reúne con ella y le pregunta si puede trabajar, a lo que responde que sí, por lo que este programa la reunión de proyecto para dentro de dos días. Llega el día de la reunión y para variar, Alexa llega temprano, lo que provoca los chistes de sus compañeros. Spencer entra en la sala con una actitud seria y empieza la planeac

Las Aventuras de Alexa Huntington 3

Spencer, el director de Operaciones, no oculta su felicidad. En los preparativos de la reunión de Nuevo Proyecto nos llama hermanos, amigos, socios y compañeros. Luego de terminarlos, deja su efusividad y retoma su tradicional seriedad. Su manía de jalar de la cadena del reloj de bolsillo, darle una vuelta en el aire y tratar de devolverlo fallidamente a su lugar, nunca antes había sido tan divertida. Un hombre tan excéntrico como brillante, su anacrónica forma de vestir, con chaleco antiguo y reloj de bolsillo contrasta fuertemente con su cabello verde, y profundo conocimiento de las computadoras. Su discurso preliminar pierde su brillo y empieza a volverse más práctico. Nos habla de los contactos del señor V que usaremos en nuestros próximos proyectos: Víctor Moon y Frederick Cannon; de ahora en adelante conocidos como M y F respectivamente. Ambos son banqueros como el señor V y trabajan en Fondos de Administración de Capital de Riesgo. El señor M, pasa por una pequeña crisis de

Las Aventuras de Alexa Huntington 2

La mayor parte de la gente no sabe lo detallados que son sus sueños. Mundos asombrosos se despliegan a la hora de dormir para ser olvidados ó mal recordados en el mejor de los casos. Un mundo en donde somos héroes ó heroínas, caballeros o damiselas, donde volamos, o nadamos con ballenas. Un sitio donde también damos rienda suelta a nuestros más salvajes deseos eróticos ó practicamos nuestras aberraciones más inconfesables… Sin límites vivimos en ese espacio que creemos real para olvidarlo después de despertar. La rutina diaria hace que en la vigilia, nos enfoquemos en lo que consideramos real, por lo que guardamos en un desván el mundo que al dormir creamos. La verdad es que en el llamado “mundo real” hay cosas más allá de nuestro conocimiento. Acostumbrados a las cosas que se tocan o se sienten, no nos damos cuenta de las fuerzas sutiles que moldean nuestra conducta y marcan nuestro destino. Una de esas cosas muy poco conocidas por nosotros es la existencia de los oniromante. L

Las Aventuras de Alexa Huntington 1

Alexa se relaja y siente que entra en el mundo de los sueños; en la bruma común – aquel espacio de donde manan todos los sueños - busca la franja verde que le permite salir de su propio mundo onírico para entrar en el del objetivo. Cuando estás dentro, necesitas ver tus manos y opcionalmente tus pies. Alexandra se concentra y levanta sus manos, ve unos guantes de seda con un motivo floral bordado. En su brazo derecho una cesta que contiene unas manzanas ya arrugadas junto con algunas monedas. Mira a sus pies y ve que esta calzada con unos mocasines rotos. Lleva las manos a la cabeza y palpa un sombrero atado a su mentón con una cinta púrpura. Su vestido es de un color rojo desteñido y su ropa interior es muy abundante. Se da cuenta que está en un sueño de principios del Siglo XX ó finalizando el XIX. “Las monedas me ayudarán a saber donde estoy”. Las revisa y se da cuenta que está en Inglaterra en la Era Victoriana. Alexandra siente el vacio en el estomago que le indica que ya

Pais A vs Pais B XXI

— ¡Qué dia tan bello! — Alexandría lo dice y respira profundamente - Ven, vamos a caminar. El sol me da en la cara y cierro los ojos, se ve a las claras que me he acostumbrado a las frías luces de la oficina y a la penumbra de la tarde-noche. Mi bella captora me toma del brazo y hace que camine. Charla animadamente y hace preguntas sobre cosas que me acaba de decir; yo, por mi parte, no le presto atención. — ¿Estás sordo? —Me dice con una sonrisa en su rostro. — No. es que casi no puedo ver. El sol me deslumbra. — ¿Qué tiene que ver la vista con el oido? — Deslumbrate y lo sabrás. - veo una placita con árboles al salir del estacionamiento donde estamos-  ¡Vamos allá! —  ¡Qué por favor...! — ¡Por favor vayamos a la sombra de tan deliciosos árboles, de manera tal que hagan juego con vuestra deliciosa y muy agradable compañía! — Le digo mientras hago una reverencia. — ¡Claro que sí, mi acompañante-caballero! Llegamos a la plaza y caminamos entre los frescos árboles. La l

Pais A vs Pais B XX

— Buenos dias, mi amoroso ridículo. — Me despierta Alexandría de mi sueño. ¿Cómo estás? — Buenos dias. Bien. — ¡Qué Lacónico estás hoy! . — Prosigue su perorata. Tengo una buena noticia : ¡vamos a salir a pasear! — ¿Pasear? — Le digo asustado. ¿Me vas a botar? —  Solo vamos a pasear. No te voy a botar... por lo menos hoy no. — Me dice divertida. — ¿A dónde vamos? — Le respondo haciendo caso omiso del comentario de no botarme hoy. — ¿Qué importa? ¡Cómo si conocieras este pais! — ¡Qué odiosa eres! Ella se rie mientras sirve el desayuno. Libera mis manos y me acompaña a comer. Come feliz y risueña, yo dejo de comer al recordar al idiota que nos visito ayer. — ¿Te viste con el idiota aquel? — Le digo al punto que le sostengo la muñeca con mi mano derecha. Ella se paraliza con el miedo. Siento su mano fria como y veo sus ojos  que brillan vidriosos. — No. ¿No te dije que era un ex? ¿Te pareció que disfrutaba su presencia? No le suelto la mano, y menos ahora que la sien

Pais A vs Pais B XIX

Otra vez llega la noche y soy abandonado en la oficina. Entre las tenues luces del lugar y las de la calle que se filtran por la ventana, espero ansioso a mi interlocutor. - BUENAS NOCHES. - Buenas noches. - DIA DIFICIL. ¿VERDAD? - ¿Tú crees? - le digo entre indignado e irónico - ¿pasar el dia atado a una silla es fácil? - TE QUEJAS MUCHO - Cierto. Tienes razón. - Me doy cuenta que las quejas no me llevarán a ningún lado. ¿Qué es este aparato? - ES UN TDRONE. DRON TERRESTRE. CON ESTE DISPOSITIVO CONTROLAMOS A DELINCUENTES, VAGOS Y A NUEVOS PRODUCTOS COMO TU. - ¿Nuevo producto? - PERSONAL DE COMPAÑIA TUTORIADA. Me doy cuenta del eufemismo que usan en lugar de esclavo. En A somos expertos en esas estupideces, y aunque es reconfortante saber que no somos los únicos; mi situación me obliga a concentrarme y obtener la mayor información posible. - Asumo que fuiste un personal de compañia tutoriada. ¿Como llegaste a manejar un tdrone? ¿Eres libre ahora? - SI LO FUI. SE

Pais A vs Pais B XVIII

- Buenos dias.  Le respondo a su saludo con alegría, que ella me devuelve con una sonrisa de oreja a oreja - ¡Te estás acostumbrando! ¡me alegra! Mantengo mi sonrisa falsa y le miro sentarse en su escritorio; acomodar sus papeles, consultar su tablet y encender su computadora. Le recuerdo que es hora del desayuno y ella apenada, me dice que tengo razón y levanta su tablet. - En diez minutos tendrás tu desayuno. - ¿Ya desayunaste?¿no me quieres acompañar? Ella se ve nerviosa: sus ojos van de un lado a otro, abre la boca y sus dedos tamborilean sobre la mesa - Ya he desayunado. Tengo mucho trabajo que hacer, no podré acompañarte.  Alexandría me desata las manos para desayunar. Le agradezco el gesto y ella parece desconcertada. Tomo mi desayuno más animado. Recuerdo la intrigante conversación de ayer en la noche; el saber que no soy el único en esta situación me ha dado fuerza; el pensar en ruedas, gatos de tres colas, personas que me hablan a través de mi cepo virtual, me

Pais A vs Pais B XVII

  No me fio de lo que me dice el aparato, asi que decido interrogarlo y confirmar que viene de A. - Escuela - GRANDES Y TOTALES MARTIRES 5 - Juego favorito. - CAZAR AL GATO Y LOS VIDEOJUEGOS DE CONTRABANDO DE B - Nombre.  - NO TE LO VOY A DECIR , ES IRRELEVANTE PARA DETERMINAR MI PAIS DE ORIGEN. SÉ LA MANERA EN QUE PUDISTE LLEGAR AQUÍ - ¿De que manera pude haber llegado aquí? - lo interrogo desafiante. - HAZ MEMORIA. TE CRUZASTE CON ALGÚN GATO DE TRES COLAS, UN VAGO O CONTRATASTE A ALGUIEN DE LA RUEDA. Me echo para atrás, tamborileo los dedos de las manos, y vuelvo a ver mi ceño fruncido en la pantalla del dispositivo. Quienquiera que esté detrás de este, detecta mi desconfianza y sigue escribiendo. -  ESTABA CANSADO DE LAS HUELGAS, PROBLEMAS Y DRAMAS DE TERCERA DE A.  ASÍ QUE CONTRATÉ A UN EXPERTO DE LA RUEDA, PARA CAMBIAR EL CURSO DE MI VIDA. ASÍ LLEGUÉ AQUÍ. - No entiendo nada. Te soy sincero: no he visto gatos de tres colas, y la única rueda que conozco

Pais A vs Pais B XVI

- ¡Hasta mañana! - Me dice Alexandría. - ¡Hasta mañana! - Me dice Sandra, y extrañamente, me da rabia que se crea mi dueña. pero, ¿qué estoy pensando? ¿mi dueña? ¿mis dueñas? ¡No le pertenezco a nadie! Me dejan a oscuras con mis pensamientos. Me muevo en la silla angustiado y empiezo a gritar; escucho que algo rueda y se acerca a mi: es el balón que me ha aturdido. Empieza a rotar y luego salta encima del escritorio, rueda sobre su eje y me presenta en la pantalla negra la palabra HOLA .  "Lo que me faltaba" pienso y cierro los ojos. Si pudiera,  me tomaría la frente con las manos. Abro los ojos y veo que en su pantalla tiene escrito: ¿ COMO TE SIENTES? - Bien, pedazo de hojalata inservible. - ¿ PORQUÉ LA AGRESIÓN ? - ¿Porqué? - me veo en su lustrosa superficie y noto que tengo el ceño fruncido - ¡Soy un hamster! ¡me tratan como si fuera una mascota! - COMO EN B - ¿Qué vas a saber tú de mi glorioso pais? - nunca me sentí tan hipócrita en mi vida. - SE SOBRE

Pais A vs Pais B XV

- Todo está bien. - Sandra hace caso omiso de mi advertencia - No pasará nada que no quieras que pase. - "Nada que no quieras que pase" - reconozco la expresión - ¿Es la frase de moda? ¿Ustedes están cortadas de la misma manera? - ¡No puedes escapar! - me dice Alexandría en un tono de voz bajo - ¡por lo menos no sin mi ayuda! - ¡Nuestra ayuda!  - Sandra se emociona - Hazle caso: no puedes escapar. Le da tanto enfásis a la frase que empiezo a creerle. Dudo por un momento, pero luego me decido; sujeto a Alexandría y la arrastró hacia la puerta. Sandra se sujeta de mis espaldas. No le hago caso: dos rehenes son mejor que uno.  La puerta está cada vez más cerca y eso me da fuerza. Las cargo como si fueran plumas, me invade una satisfacción y un poder que no he sentido antes. Me siento, no, ¡soy un héroe! Faltando poco para llegar a la puerta algo cae de una de las esquinas de la oficina: un balón blanco con una pantalla negra. - ¿Qué diablos es esto? - ¿Necesita ayud

Pais A vs Pais B XIV

El dia transcurre con las dos mujeres reunidas, revisando planos y haciendo informes. Sandra me dedica unas miradas pícaras y a veces perversas: unas veces muerde un lápiz, otras se apoya en la mesa arqueando su espalda; otras levanta algo su falda y me guiña el ojo... Alexandría se divierte al principio, se fastidia después y se incomóda ahora. - Voy al baño. Alexandría agarra su tablet,  libera el bloqueo del botón y activa la aguja eléctrica. Me levanto y voy al baño. Al regresar las encuentro a las dos con una pequeña mesa de dulces. - ¿Listo? - ¿Me puedes dejar caminar un momento? ¿estar de pie por un rato? - Le digo algo irritado - ¡Tienes la aguja! - lo digo y señalo la pequeña espada de Damocles. Ella esta indecisa, asi que agrego que si vuelvo a escapar ella me detendrá - ¿Se escapó? - Dice Sandra, para quién todo le pareciera un asombro. Seguramente es muy aburrida. Se  acerca a mí, y me toma de un brazo. Alexandría la ve y le dice que tenga cuidado: puede ser pel

Pais A vs Pais B XIII

- Seré libre. - Le digo con Fé. - ¿Quieres decir que volveras a casa? - Me dice sin dejar de escribir. - No. Seré libre. Tanto de A como de B.  - hice una pausa - y de tí. De ti sere libre, por sobre todas las cosas, de ti. Deja de escribir por un momento. Me mira perpleja y luego se rie. Pulsa un botón y la puerta se abre, se levanta a recibir a la visita: una  hermosa mujer entra en la sala y la abraza. La visitante me observa, exhala fuertemente y pone su mano en el pecho. Se dirige hacia mi y me toca con un dedo como si fuera un perro que no conoce. Gruño y le trato de morder. Ella retrocede asustada primero y excitada después. Alexandría busca un periodico y suavemente me pega. Dice que me está disciplinando, y se rie. Yo solo aullo. Me callo después, lleno de verguenza. - Me lo tienes que prestar. - dice la visitante que arregla su cabello y pone una mano en su cadera derecha- Tenemos que hablar para que me lo prestes un fin de semana. Alexandría no dice nada, pero sé q

Pais A vs Pais B XII

- ¿Pasarán años antes de que me liberes? - Le pregunto interrumpiendo la concentración de Alexandría en su trabajo. - ¿Qué clase de pregunta es esa? - ¿Cuándo me dejarás ir a casa? - No me rindo y sigo preguntando. - ¿Entónces serás libre? - No, pero sería más libre que en este momento. - ¡Si la libertad es medida en grados no puede ser un valor absoluto! - Me responde con aire filosófico. - ¡Es libertad al fín! - estoy algo enojado - ¿ Tú crees que me gusta estar así? ¿Crees que se pueden intercambiar cosas por la libertad? Ella me mira sin pestañear, y como si fuera un taladro, sus ojos me escrutan y hacen que vengan a mí un sinnumero de pensamientos, recuerdo lo que callaba para poder comer; recuerdo lo que dejaba de hacer y a la gente que dejaba de ver, solo para tener algo. Me averguenzo y callo, pero, aún así ¡quiero ser libre! ¡que me quiten esta silla-cama-robot! Me calmo, después de agitarme sin que mi captora hiciera el menor gesto. Me doy cuenta de que  la ma

Pais A vs Pais B XI

- En A espiamos. Si es cierto, pero para protegernos de la gente de B. Le digo sin ningún tipo de recato a Alexandría. Ella deja de ver el monitor transparente que está usando y me dedica una breve mirada. Luego sigue trabajando. -Ustedes en B creen que son superiores a todos los demás... - Solo somos superiores a A. - Me dice con sorna- Realmente tenemos más teconología y mejores niveles de vida. -¡En A hay muchas cosas buenas! - le replico enojado- ¡tú nunca has salido de B!  pero, ¿Qué digo?  ¡Seguramente no has salido de la oficina! Deja de trabajar, se levanta y me coloca unos audifonos. Me abraza como si fuese su hermano tonto y con clave Morse me dice que escuche como me oyen los demás. Logro subir el volumen del audifono - al menos eso me deja hacer - Escucho y me rio con ganas. De alguna manera ha cambiado lo que digo por frases estúpidas, por lo que mis críticas a B no han sido grabadas. Seguramente me he salvado de una paliza ó del paredón.

Pais A vs Pais B X

- ¿Dónde estará? - Pienso con algo de rabia- Me ha dejado aquí sin más compañía que la estúpida mosca que me da vueltas. ¿Será que estoy muerto y me pudro? Doy un respingo y dejo de moverme. La mosca vuela de manera extraña: lo hace en patrones regulares y rectos; no vuela de manera aleatoria y circular. "¿Me estoy volviendo loco?"  pienso, pero un relejo de luz rebota en la mosca y se refleja en mi camisa: definitivamente no es un insecto normal. Lo prueba la manera en que vuelva y el reflejo de luz metálico que viene de ella. Escucho que se abre la puerta. La mosca da una vuelta más alrededor de mi y sale en linea recta. Alexandría entra y me abraza. Estoy tan enojado que me molesta que lo haga, lo curioso es que presto más atención a sus toques. Cuatro toques rápidos, una pausa, cuatro toques largos, otra pausa, un toque rápido, uno largo y dos más rápidos. Pausa y un toque corto seguido de uno largo. ¿Qué obtienes? ¡la palabra hola en clave morse! Me dice un montón

Pais A vs Pais B IX

Me colocan en una esquina de la oficina como si fuera un florero. Llegan varias personas a reunirse con mi captora, me miran y luego van a lo suyo. Asi pasa el resto de la mañana: de reunión en reunión, gráfico va y gráfico viene. Al mediodia llega el servicio con la comida, ella les agradece; parece muy popular y hasta querida, yo ya empiezo a odiarla. Se sienta y me da de comer. - ¡Pensé que cocinabas! - Le digo tratando de parecer hiriente. - ¿Quién?¿Yo? ¡estás loco! ¡no estarías vivo si fuera asi! Nos reimos los dos con ganas, aprecio su risa cristalina, melódica y bella. Luego empiezo a llorar amargamente, mi pecho se tranca y mis ojos se irritan hasta quedar rojos. Ella me abraza y me consuela. - ¡Cálmate! ¡ya! ¡ya! ¡mi bunny conejo! - Ella sisea y me abraza, hasta me besa en la frente. "Bunny conejo"  pero ¡que mote tan ridículo!, seguramente es de una mascota. Me calmo, y quiero hablar sobre mi libertad, ella me vuelve a besar en la frente, me sorprende que este

Pais A vs Pais B VIII

- Buenos dias, mi para nada bello durmiente. Escucho su saludo y su risa.  Pulsa un botón y la ventana se opaca haciendo más oscura la oficina. Ella parece feliz y animada, yo, por mi parte ¡no aguanto las ganas de ir al baño!  Asi se lo hago saber, se acerca a mí, y no puedo evitar contraerme como un gusano, incoscientemente, temo que use la aguja. Ella se rie, toca un botón y la cama se agita y cambia de forma de nuevo: se yergue hacia adelante y salen unas láminas que se adosan a mis piernas y brazos. Estoy de pie. Miro mis mis manos, muevo la cintura, los brazos y las piernas. Logro salir por la puerta, las personas en el pasillo me ven y se  apartan gritando. La puerta del ascensor se abre, pero no entro, me arriesgo a salir por las escaleras, piso diez, nueve, ocho...ya he llegado a la planta baja y salgo a la calle. Respiro el aire fresco de la mañana, siento el sol que calienta mi cuerpo. ¡soy un heroe! ¡soy genial! siento que puedo escapar; siento que un chorro de agua me

Pais A vs Pais B VII

Pasé la mayor parte de la noche en vela tratando de escapar en vano. Las cuerdas que me sujetan son muy fuertes y no tengo nada con que cortarlas; la cama es una unidad compacta, sin partes que pueda sacar para intentar algo. Es imposible escapar. Miro por la ventana de la oficina la oscuridad de la noche. No hay nadie afuera, ni un perro callejero, ni siquiera un gato en celo. La calle permanece sola hasta que la veo a ella trotando. La veo, y me muevo ferozmente en la cama, quisiera alcanzarla para decirle que me voy, que no permaneceré más en este país y que aunque no esté muy bien en el mio, pues, me iré. Saldré corriendo, mejor, volando y la dejaré atras con su cuerpo esbelto y sus maneras delicadas y crueles; juro que si pudiera irme no la extrañaria. No pensaría en su boca, en su cabello, en su talle y lo suave de sus dedos... Sin duda estoy en toda una crisis. ¿como es que pienso en ella y no en escapar? me vuelvo a agitar en la cama, me bamboleo de un lado a otro pero sin

Pais A vs Pais B VI

Me despierto con dolor de cabeza y mareado. Me duele todo el cuerpo y para colmo tengo hambre. - ¡Te preparé algo de comida! Veo una mesa con varios platos. La visión de tan suculento y bien provisto banquete hace que olvide el dolor de cabeza. - Suelta mis manos para comer, por favor. - No. Asi no es divetido. - Toma una cuchara y me da de comer en la boca- Abre grande y come, es por tu bien. Abro la boca y me como el primer bocado. Ella me limpia la boca con una servilleta de tela suavemente. Casi sensualmente. Me da de beber un poco de jugo y luego otra porción de arroz. He comido todo lo que ella me ha dado. Siento la fuerza regresar a mi, aunque sea solo para que me de sueño. - ¿Tienes sueño? -Me dice mientras apoya su cabeza en la palma de su mano derecha. Veo una dulzura en sus ojos que no sé como catalogar. - Tengo ganas de regresar a mi país. - Le digo, bien decía Napoleón que los ejércitos caminan sobre sus estomágos, en mi caso es la dignidad. Ella hace un

Pais A vs Pais B V

- Te contaré como llegué aquí. - No me importa. -Ella me interrumpe, se levanta y se apoya en la mesa de vidrio. - ¿como qué no importa? ¡claro que importa! - No me interesa. - Me llamo ... -¡No me interesa! - ¿Como que no?  ¡soy un ser humano, no importa si soy de A o de B! - ¡Esos ataques de ira no van a funcionar conmigo! - Dice y saca la aguja de su bolsillo, casi puedo jurar que su punta brilla tanto como los ojos de mi captora. - ¿Como te llamas? - Le digo solo para no callarme. - Alexandría. - ¿Como la ciudad Griega? - Egipcia. - ¿Cuántos años tienes? - ¿Cuantos me calculas? - ¡No me importa! Nos reimos con ganas, el ambiente se distiende y pienso que podré manipularla para que me libere. Ella se acerca a mí y con la aguja me duerme.

Pais A vs Pais B II

Una vez el camión da la vuelta a la esquina dejo de escuchar a la multitud pidiendo mi cabeza. Ahora solo  el rumor del motor y la tos ocasional de los policias de BES rompen el silencio. Son realmente horribles estos policias: altos y agresivos, armados hasta los dientes y con caras de pocos amigos. - ¡Quieto! ¡No te muevas, perro! - Me dice uno de ellos. - Otro me obliga a bajar la cabeza y trata de calmar a su compañero. Algún otro me golpea las costillas. - ¡No saques el arma, Joe! ¡Calmáte! - Escucho que dice quien me sostiene la cabeza. Trato de levantarme y resistir pero una lluvia de patadas lo impide. Ellos se calman cuando se cansan de golpearme. Me sientan en el banco lateral de la unidad. Pienso en mi tentativa de resistencia heroica y me rio. Ellos se inquietan, pero no hacen nada. Vuelvo a reir cuando me doy cuenta de que mi heroismo me ganó una lluvia de puntapiés, pero posiblemente me halla salvado de una lluvia de  balas. Rio de satisfacción y dejo de reir: me

Pais A vs Pais B I

Camino por la acera pendiente de mi celular como el resto de la gente. En la calle, veo un camión con un hombre animando la marcha de los "Sindicatos de colaboradores de ventas y facilitadores de robos SICOVEFARO". Le dedico unos segundos a criticar mentalmente la manifestación, al igual que lo hacen todos los demás. Guardo el Celular para que no me lo roben y sigo caminando.  Al doblar la esquina me encuentro con unos vendedores ambulantes que me ofrecen Acetaminofen. Rechazo la oferta ya que el precio es exagerado y ya tengo en la casa. De repente, un vagabundo desgreñado y alto, sale de la nada y me tropieza; el olor es tan nauseabundo que me tapo la nariz y hasta cierro los ojos. - ¿Qué hace usted Aquí? - Escucho que dice un hombre con fuerte acento. Al abrir los ojos veo un grupo de BES que me rodean con cara de pocos amigos. - Nada...No hago nada. - Digo algo nervioso. No tengo tiempo de pensar ya que un oficial de los BES me pone las esposas  y me sube en un

Carta Imaginaria

He recibido esta carta de un amigo lector que  reproduzco con su permiso. Buenas tardes. Soy Abhamalong Petrasolag, vivo con mis tres esposas en una  isla en algún lugar del pacifico entre Indonesia y las Filipinas; cerca del mar azul y las montañas verdes  donde no nos falta el pescado,  los mariscos y el coco. El clima es perfecto, la gente amable y los atardeceres espectaculares. Allí vivo  con Maria Petrahetea de cuarenta y cinco años; Lalalooza Sumbheva de cuarenta años, y mi más reciente amor, Lara Phontamer de veintitrés años. Es el caso que a petición de Lara, he instalado el internet y ella después de haber visto todos los videos de gatos de youtube, agregar a un montón de tontos en todas las redes sociales; ver películas, escribir en la plataforma del pajarito...twitter, creo que lo llaman, ella ha dado con su blog. La lectura de las aventuras de Iyoconda y Alexa han tenido en nosotros un efecto dramático. A su natural fogosidad de juventud se le ha sumado la manía de

La mujer en tus sueños. Epílogo

Alexa toma tranquilamente el vuelo a Frankfurt satisfecha de haber cumplido su trabajo. Si supiera los hechos que ocurren en ese mismo momento, su satisfacción trocaría en horror. La camioneta se detiene en un lugar solitario tras caer en un hueco de la carretera de tierra. Ha estado lloviendo y el lodo ha ensuciado el automóvil. Andrei se da  cuenta y patea el suelo con ira, entonces recuerda que debe aprender a controlarse,  asi que inhala y exhala fuertemente. - Bajenlo. Dos hombres fornidos bajan a un tercero y con violencia lo arrojan al suelo; la acción ha  ensuciado los zapatos de Andrei y este no tiene más remedio que inhalar y exhalar de nuevo. - Calmate. Parece que tuvieras asma. La risa general mejora el humor de Andrei que se calma por un momento. - ¡Quitenle la capucha y arrodillenlo! Un hombre gordo de unos sesenta años yace incómodo sobre sus rodillas, no puede evitar moverse, angustiado, tiembla como una gelatina. - Ivanovich - Dice Andrei que lo mira co

La mujer en tus sueños VII

Alexa se despierta satisfecha: ha averiguado el paradero del físico y acabado con la angustia de unos padres que no sabían qué había sido de su hija. Ahora es cuestión de ir al parque y terminar el trabajo. El pálido cielo azul contrasta con el color rojizo de los árboles caducos y con el verde de los perennes. La calzada tapizada con las hojas caídas le recuerda a Alexa lo que su padre decía: el camino se mueve mucho más que el caminante, pero no se recorre solo.  Le costó encontrar el kiosko: el parque es grande, ella no habla el idioma e iba distraída. Cuando lo encontró, le gustó : una pequeña cabina de madera pintada de verde y unos bancos pintados de negro hacen juego a una gran cantidad de flores: rosas, tulipanes, jazmines,  lirios de agua y claveles perfuman el lugar donde los ancianos leen en los bancos  y  los jóvenes se juran amor eterno. - Buenas tardes. Quiero una rosa negra etíope de tres petálos. - Alexa lee el papel con la frase en ruso lo mejor que puede. El hom

La mujer en tus sueños VI

- Tiene otro nombre... Alexei Dmvok... Lo sé ya que es mi trabajo saber. ¡soy comisario de comisarios! "Dale con lo de comisario de comisarios. Es Pavloviano" piensa Alexa que ya ha averiguado lo que le ordenaron. - ¿Dónde me enterraste? - No sé de que hablas... - ¡Claro que lo sabes! - Irina se levanta y da una vuelta alrededor de Ivanovich quien se ha orinado del miedo.  Ella le pone una mano en el hombro a Ivanovich y se sienta de nuevo. El la ve sin la lozanía de sus veintitantos años, con la piel azulada y demacrada:  parece un pescado que ya no está fresco. Ivanovich mira a su hombro de reojo y se da cuenta de que ella ha dejado su mano. El grita angustiado. - En un bosquecillo al Oeste del monasterio Nikolo-Perevinsky. La tumba está marcada con una laja de piedra verde. Ivanovich despierta en su cama mojada. Se levanta, toma el Teléfono, llama a los padres de Irina, les dice dónde está su tumba y tal como Alexa le ha ordenado, olvida que lo ha hecho y due

La mujer en tus sueños V

- No merezco está humillación. - Solloza Ivanovich y Alexa se indigna ¡Tengo un historial de lucha envidiable! - ¿Humillación?  ¿Recuerdas al dependiente del hotel al que tú humillabas? ¿Lo recuerdas? Ivanovich mira al suelo. - Si. Lo recuerdo. - ¿Dónde está ahora? - Vendiendo flores en Nagatinskaya Poyma. - ¿Un físico vendiendo flores en un parque? - ¡No se perdio mucho ...! -Dice de manera despectiva Ivanovich a quien otro cubo de agua devuelve a dónde debe estar. - Se las arregló para tener un pequeño kiosko donde vende flores.

La mujer en tus sueños IV

Alexa siente como la angustia corroe la mente del soñador. - ¿Qué has dicho? - Dice la mujer que se ha levantado de la silla airada. - Repítelo. - Nada... ¡No he dicho nada! - ¡Claro que lo has dicho! - Ella se sienta de nuevo. ¡y dirás más! - ¡No tengo nada que decir! ¡soy el comisario de comisarios! ¡mierda! Una cubeta de agua en la cara  lo devuelve a donde quiere Alexa que este. - Creo que no entiendes. - Le dice Irina. ¡Tú ya no eres nadie! ¡Eres menos que ceniza del cigarro! El solloza sin hacer mucho ruido y le replica a Irina. - ¡Tú me quieres! ¡Hemos hecho muchas cosas juntos! Alexa recuerda que la babosa y la pobre de Irina chantajeaban diplomáticos occidentales por lo que decide dejarlo hablar. - ¿Recuerdas al adjunto Andrews? - Dice la babosa ¡claro que lo recuerdas! ¡Tú pequeña...! Otro cubo de agua interrumpe el exabrupto emocional del comisario de comisarios. - ¡No tienes idea de cuántos cubos de agua tengo en esta celda! - Le dice friamente. ¡Vas

La mujer en tus sueños III

La oruga mira  los ojos vidriosos de Irina y descubre que lo disfruta. El placer de tener el control de otro ser humano le excita de manera obscena; a Alexa le repugna, "no la matarás de nuevo en este sueño" escucha el animal ahora que ella tiene el control. - Camara... Camarada Ivanovic...con...contrólese. - Siente un golpe en la sien y trastabilla, se da cuenta de que tiene al presidente de la duma por el cuello. Mira sus manos y se pregunta ¿Qué hago desnudo en la Duma? no tiene mucho tiempo de cavilar, ya que  un grupo de guardias lo tira al suelo y lo deja inconsciente. Le duele la cabeza, se siente mareado y tiene un nudo en el estomago. Abre los ojos y le duelen: uno de ellos esta hinchado y el otro apenas abre. Algo entra en sus fosas nasales: es agua que le han echado en la cara. - Aquí tenemos a la babosa que quiso matar al presidente de la Duma. Ivanovich escucha una voz femenina y las carcajadas de varios hombres. Se esfuerza en abrir los ojos y milagrosa

La mujer en tus sueños II

- Dejame verte en todo tu esplendor. Ella se coloca a un lado de la cama con las sábanas aún pegadas a su cuerpo. Con un gesto de fastidio y mucha resignación  las deja caer. - ¡Bella sin duda! - Le dice la oruga que enciende un cigarrillo traído del Oeste. Le dice que le muestre los colores de la Rusia sin tanto rojo,  la musa se acerca y en su vientre se aprecia una bandera de la Rusia Imperial. - ¡Tanto rojo me fastidia! - Le dice mientras exhala el humo de su cigarro en el vientre perfecto de Irina. Alexa sabe que debe intervenir. Alexa se concentra para controlar la corriente del sueño pero es muy fuerte.  La corriente sigue su curso y la oruga se convierte en un monstruo acorazado y violento que golpea a Irina. - ¡Estúpido! ¡sin mí no eres nada ! - Le dice con convicción,  harta de los abusos de la bestia; cansada de su nauseabunda existencia saca una pistola. La oruga  salta sobre ella y atenaza su cuello con ambas manos. La pistola se traba y resbala de las manos

La mujer en tus sueños I

El mostrador del hotel era una simple tabla laqueada color naranja.  Una pequeña rebeldía cromática en contra de las rayas verticales rojas, los uniformes rojos, los zapatos rojos, las banderas rojas y hasta el color del cabello del dependiente que con muy pocas ganas atiende a Irina. El la ve con interés primero, algo de morbo después, pero las pocas ganas de trabajar y el miedo hacen que su ánimo desaparezca de nuevo. "Si fuera un hombre valiente" piensa el dependiente cuando la ve caminando por el pasillo de  color marrón; paredes blancas con rayas verticales rojas y arañas de los años veinte en el techo. Ella desaparece triste y melancolica en el ascensor.  El dependiente no tiene tiempo de especular más: ha llegado el comisario de comisarios. Alexa permanece en el flujo del sueño del señor Ivanovich sorprendida de los detalles de este: sin duda es un hombre con mucha imaginación y buena memoria. Incluso él se atreve a regodearse en los detalles de la humillación qu

Cambiando Zapatos XV

En este momento es mía. Tanto como mi pie y al igual que mi brazo; mi corazón ó mis pulmones, haría con ella lo que fuera. Como otro delicioso yo femenino entre mis brazos. Hice que se agitara, se moviera y respirara fuego; se blanquearan sus ojos, se calentara su cuerpo e hirviera su sangre como si del guiso de una liebre se tratase. Yo también era suyo; y en el juego de voluntades y placeres los dos nos encumbramos, sucumbimos y arrastrámos hasta sitios que nunca antes hemos visto, y que no volveremos a ver. Asi  sucumbimos los dos en el extásis y  olvidamos  nuestras miserias por un brillante y fugaz momento. Al despertar no la encontré a mi lado. La casa estaba increíblemente iluminada por la luz del sol que se filtra por varias ventanas; además de una increible cantidad de velas y velones que, supe después, siempre están encendidas. La llamé sin respuesta alguna. Me encontré desnudo frente a un monje en meditación y a una  anciana devota que hace la limpieza. Ella rie con g

Cambiando Zapatos XIV

- Parece que respirara el aire de este tiempo y devolviera el vapor de otros tiempos. Amablemente caliente, rozagante, suave y duro a la vez, sera mío. - Me dice Iyoconda y me deja al borde de la locura. Ella me agarra del cuello, apoya su pie en mi muslo, gira con habilidad como si montara un árbol y me abraza con fuerza; siento su aliento junto a mi rostro. Sin perder mi tiempo muevo mi cadera y ya somos uno. Respiramos desordenadamente primero, desordenados y acompasados después y acompasadamente por último. Como pude,  me arrodillé con ella en mis brazos y aún siendo una misma persona los dos. Respiraba a través de su boca y ella a través de la mía; por un momento confundí los latidos de su corazón con los míos. La sostuve por las caderas y la coloqué sobre sus espaldas. Sentí su entrega y su feminidad bajo mi cuerpo, entregada, más no inerte, se movía como los vientos en las laderas; como el riachuelo que baja por la ventana, como una bandada de cuervos. 

Cambiando Zapatos XIII

La imagen de esta beldad me ha agudizado el ingenio: cargo el incensario por  el eslabón de la cadena usando un dedo; echó para atrás mis hombros y  me quito la chaqueta, paso el incensario a mi otra mano y hago lo mismo, termino desnudo en la sombra. Ella apaga la lámpara y se hacen las tienieblas. Avanzo a tientas en la habitación, sigo sin ver nada y la oscuridad es tan intensa que parece una cortina negra  en torno de mí. Siento un golpe en mi talón, caigo en el suelo de madera y ella se sienta en mi estomago; solo veo su rostro y el brillo verdoso de su bata flotando alrededor de ella. Ella acerca su rostro al mio y besa mi boca, mis ojos y mis orejas; yo la sostengo por sus caderas la acaricio con suavidad, ella me besa. Mi lingam exuda calor al aire y late al unísono con mi corazón. Me muevo y ella lo evade, de la nada salta y desaparece de mi vista de nuevo; trato de levantarme pero ella pone un pie en mi pecho y usando el peso de su cuerpo me deja tendido de espaldas. La

Cambiando Zapatos XII

- ¿No sabes a donde ir? - Iyoconda  rie hasta las lágrimas. Bajame y te diré. La dejo en el suelo y ella me toma de la mano. Corremos por las callejuelas atestadas de gente, entre el olor a incienso y los fuegos artificiales. Corremos para acercarnos; para perdernos y luego encontrarnos; corremos para hallar el sitio secreto, libre ojos indiscretos. Llegamos a una pequeña choza de madera, al lado de un estanque y bajo un árbol enorme. Ella asciende por las escaleras lentamente, de espaldas a la puerta y mirándome ardiente. La sigo saboreando el momento, con calma y en paz dejo que los sentidos del alma recuerden. - Hemos llegado. - Me dice Iyoconda quien se apoya de espaldas a la enorme puerta de madera de la choza. No puedo dejar de pensar que este  este pudiera ser uno de sus juegos. Como siempre, ella lee mi mente y niega que este jugando... La puerta se abre con un chirrido. Entramos en una sala oscura y cierro la puerta. La oscuridad es tal que no veo mis manos enfrente de

Cambiando Zapatos XI

La historia es muy simple: los amantes jóvenes no pueden casarse debido a que son de clanes rivales, sin embargo, ya han consumado su relación y van a tener un hijo. Al enterarse el padre de la muchacha mata al joven. Iyoconda personifica a la muerte, tan inexorable como poco esperada, fría y sin corazón debe matar al joven para cumplir con su destino, muy a pesar de los llantos y gritos de la audiencia que insiste en salvar al joven. Aún así, con un final tan triste, la gente aprueba la actuación. - ¿Viste? - Iyoconda  me da un empujoncito contenta. - ¡Estas sudada! - ¡Es la pasión del baile! - Dice con la mirada de una gata cazando un ratón. - ¡Esta fiesta es increible!¡Deben querer mucho a Vinamayama! - No es solo por ella. Recuerda que es el solsticio de verano. - ¿Dónde esta ella? - ¿Acaso la quieres raptar, Occidental? - Iyoconda, ya me tiene harto ese trato, no me lo merezco. - Le digo con convicción y rudeza. - ¡sabes bien que solo te secuestraría a tí, diosa

Cambiando Zapatos X

- Es mejor que la Everest Premium. - Iyoconda toma de un solo trago la cerveza. - Si. Tiene más cuerpo. - Digo y la palabra cuerpo me hace mirarla con otros ojos. - Ya quisieras tenerme. - Me toma de la mano y me lleva corriendo a la plaza. - Mira bien. Sube a la tarima justo a tiempo para bailar la otra pieza: amantes bajo los duraznos. Las bailarinas se colocan una al lado de la otra, colocan su pie izquierdo hacia adelante y el derecho en ángulo, ponen su brazo izquierdo en la cadera y el derecho en la sien. Empieza a tocar la música:  un pequeño y monótono tambor marca el ritmo y ellas mueven la cabeza. En un momento, un torrente de música de distintos instrumentos desconocidos para mi, ponen en movimiento a las bailarinas. Prmero las caderas y luego en zancadas largas hacen un círculo alrededor de un muchacho ricamente vestido. El muchacho parece triste: tiene la cabeza hacia abajo y se mueve despacio. Una mujer joven sale del fondo del escenario y se lo lleva. Se sie

Cambiando Zapatos IX

  Desde la cima de la colina se ve el pueblo adornado con guirnaldas, iluminado con lámparas de papel y oloroso a incienso. Fuegos artificiales rasgan el cielo y llenan el valle con su estruendo. -¡Qué bello! - Ella voltea y baja el camino empinado de la colina entre risas. Yo la sigo y me siento como un muchacho. La villa está en la calle celebrando. Hay Jabalí asado con verduras en cada esquina. Caramelos artesanales se reparten entre los vecinos. Músicos y bailarinas en la plaza principal. - Mira, Occidental. - Iyoconda  señala una pequeña plaza. Unos muchachos tocan música electrónica. - ¿De dónde sacan esas cosas? - Algunos Occidentales nos las regalan y nosotros nos las arreglamos para copiarlas. Una mujer robusta nos da unos vasos de madera con cerveza. - ¡Hasta el fondo Iyoconda! - ¡Hasta el fondo, Occidentalito!

Cambiando Zapatos VIII

- ¿Qué será de la vida de Virahima? -Virahimayana. Ella será vigilada por los ancianos del pueblo, luego aprenderá tejido y a ser partera. Tal vez llegué a acostarse con los montañistas extranjeros por placer: No habrá quién se case con ella en está montaña. - Al menos tendrá una vida amorosa entretenida. - Le digo esperando no volver a enfurecerla. - ¡Occidental puerco! - Sostiene mi rostro con delicadeza y junta sus labios con los mios mordiéndolos suavemente; recorre cada comisura de ellos con gracia y arte..claro, todo eso mientras me dobla el dedo meñique para que yo no trate de hacer nada más. - ¿Te gustó? - No. La verdad no. Caminamos de vuelta al pueblo ya que es tarde. - Vamos por ese camino. Es más rápido. - Iyoconda señala un sendero tan angosto que solo podemos ir en fila india. Todavía tengo el sabor de su boca en la mía. Ella se resbala en el camino y yo la sostengo. La abrazo con fuerza, mi corazón late fuertemente y siento que el de ella también. La acer

Cambiando Zapatos VII

- Hace unos meses, unos muchachos encontraron a un hombre sobre un árbol que estaba en el camino del barranco. Lo bajaron, trataron sus heridas y lo llevaron al pueblo. Allí  lo atendieron y con el paso del tiempo fue mejorando. - ¿Quién era ese hombre? - Es un gángster de la corte de los rojos. Lo habían traído para ajusticiarlo en la montaña y que los animales se lo comieran, pero tuvo suerte, logro escapar y de alguna manera cayó en el arbusto salvando su apestosa vida. - ¿Como saben eso? - Encontramos dos cuerpos en un terraplen que da al norte de la montaña. - Yyoconda me señala el sitio. Luego, al hacer las averiguaciones pudimos obtener la información: siempre hay alguien que habla. - Más si los amenazan con cortarlos y quemarlos vivos. - Le digo risueño. - Y volverlos a cortar y quemar vivos hasta que hablen. Debes entender que somos gente pacífica, pero brutal a la hora de defender lo nuestro; de lo contrario seríamos menos que esclavos. -Me responde airada. -No

Cambiando Zapatos VI

- Salgamos a caminar. - Iyoconda me toma del brazo. Caminamos por el pueblo siendo escoltados por los niños traviesos, los ancianos que sonrien con sus bocas sin dientes y los jóvenes que nos abrazan. Me fijo en sus trajes coloridos y en sus abrigos de piel; sus zapatos de cuero ó madera; los  juguetes infantiles de madera y tela; todo es algarabía y encanto: se preparan para una fiesta. Iyoconda, parece una Sofia Loren de los Himalayas: su padre fue un  alpinista Italiano y su madre una curandera local. El padre coronó una de las cimas del país y luego de coronar a su madre, retornó a la Campania, no sin antes dejar claro que su hija se llamaría Gioconda, nombre que su mujer entendio como Iyoconda, que suena parecido a "rama de árbol dulce".  Regresó viejo, enfermo, y abandonado para morir entre la gente de su clan, así conocio a su hija, a la que enseñara idiomas, alpinismo y a conducir en el monstruo que armara con ayuda de los jóvenes locales. Su madre era herborist

Cambiando Zapatos V

-Todos tus familiares son lejanos. - Ella es de mi clan. Solo la devolvemos a dónde pertenece. - No habra nada de dinero en esto. -Digo con resignación. - Tal vez un pedazo de Jabalí asado. EL monstruo pasa por un riachuelo. El agua sube y  cae en una delicada cortina de rocío  y despierta a nuestra pasajera. Voy atrás con ella y la sostengo con fuerza. Abre los ojos trabajosamente, aspira con fuerza y despierta. - Calma. Estas entre amigos. - Ella me abraza como un cachorrito apaleado. - Ya era hora de que despertaras. - Dice Yyoconda. - Hemos llegado al pueblo. El camino sinuoso de las laderas de las montañas kuo-son se abre ante nuestros ojos. Siento el frio de la neblina que desciende entre las rocas y el graznido de los cuervos sobre nuestras cabezas. Sostengo a nuestra pasajera con fuerza para que no se mueva bruscamente; reconozco que  Iyoconda es una insigne conductora: hemos llegado a la entrada del Valle sanos y salvos. -  Esta gente no es de tu clan. - No t

Cambiando Zapatos IV

El monstruo desciende por las calles del pueblo. Volteo para ver si nos siguen y no veo a nadie. Cubro a la muchacha con una manta y me siento sin hablar. Unos kilómetros después de salir del pueblo, Iyoconda empieza a silbar la balada de la cuchilla de plata. - ¿Qué tienes? -¡Nada! - ¿Nada? ¿silbando la balada de la cuchilla de plata? - ¿Yo? ¡Es que tu eres una compañía muy aburrida! ¡Prefiero un dolo de muelas! - Dice y suelta una carcajada. - ¿Qué le diste a esta muchacha? ¡todavía está dormida! - Le digo y reviso su pulso. - ¡Yo no le dí nada!¡Fueron ellos! - ¿Es tu familiar? - Le pregundo cuando veo el tatuaje tribal de su cuello. - Lejano.

Cambiando Zapatos III

Salgo de mi estupor y enseguida oigo ladridos, corro alrededor del muro buscando la forma de entrar y me paralizo al ver a un mastín que ha salido de la puerta de servicio. El enorme perro no se digna a ladrar, eriza su corona de pelos rojos alrededor de su cabeza y lentamente se dirige a mí. Arrojo el ajo púrpura al suelo y lo piso desesperado, el pobre perro gime y cae al suelo. Entro al patio y cruzo un puente de madera, Iyoconda me llama desde un balcón y me aproximo, ella entra en una habitación y sale con un fardo que tira hacia mí, logro agarrarlo.Ella se descuelga y corre hacia la salida. Siento el fardo tibio y suave. Lo abro y veo a una muchacha como de quince años. - Tienes cinco minutos antes que despierten. Coloco a la muchacha en el hombro y sigo a Iyoconda que se pierde en una callejuela. Un Jeep nos espera, pongo a la muchacha en la parte trasera y me coloco de copiloto. - ¿Un Frankenstein? - Le digo a  Iyoconda quien no puede encender el auto. Ella insiste

Cambiando Zapatos II

Salimos del tugurio  y caminamos por la calle de los caballos casi sin mirarnos. - ¿Enojado conmigo, Occidental? - Me dice mientras se agarra a mis brazos mientras caminamos. Ofuscado no le respondo, pienso que un hombre no debería estar en esta situación y me rio con ganas. - Hacemos el trabajo y nos despedimos. - Hace una pausa corta - ¡para siempre! - ¿Qué hay que hacer? - Entramos en una casa y nos llevamos un objeto. - ¡Yo no soy un ladrón! - Robaré yo. Tú me cuidarás, asi mantendrás tu pureza. - Me lo dice con un tono entre sarcástico y divertido. Lo cierto es que no tengo dinero y no hay nada mejor que hacer. - ¿Dónde será el trabajo? - ¡Aquí! - Agarra la solapa de mi chaqueta, coloca su pie derecho en mi cadera y se impulsa para sostenerse del alero de madera del muro de una casa. - Pero...

Cambiando Zapatos I

Nunca me ha gustado esperar; me impacienta no hacer nada mientras alguien  viene o algún suceso toma lugar.  - Una Everest Premium, por favor . - Vuelvo a pedir. Por fin me traen la preciada cerveza. Me sirvo un vaso y lo bebo de una vez, el sabor amargo de la bebida me parece igual a la amargura de la espera, y eso me arranca una sonrisa. La vista de la montaña es imponente. Las nubes rara vez tapan sus cimas, y de sus entrañas bajan los más impetuosos ríos. A las tres de la tarde de todos los solsticios, se ve un cinturón dorado por más o menos tres minutos, esa banda es un rio lleno de oro que la circunda y que nadie ha podido encontrar. Ya empieza. Todos los truhanes, monjes, ladrones, mentirosos y puntales de la bondad de la humanidad nos levantamos y guardamos silencio. Cuando pasa el fenomeno, unos se abrazan, otros cantan ó gritan y los que tienen vasos en las manos apuran su trago y estruendosamente lo ponen en la mesa. Eso si, todos con lagrimas en los ojos, abismado