Carta Imaginaria

He recibido esta carta de un amigo lector que  reproduzco con su permiso.

Buenas tardes. Soy Abhamalong Petrasolag, vivo con mis tres esposas en una  isla en algún lugar del pacifico entre Indonesia y las Filipinas; cerca del mar azul y las montañas verdes  donde no nos falta el pescado,  los mariscos y el coco. El clima es perfecto, la gente amable y los atardeceres espectaculares.

Allí vivo  con Maria Petrahetea de cuarenta y cinco años; Lalalooza Sumbheva de cuarenta años, y mi más reciente amor, Lara Phontamer de veintitrés años.

Es el caso que a petición de Lara, he instalado el internet y ella después de haber visto todos los videos de gatos de youtube, agregar a un montón de tontos en todas las redes sociales; ver películas, escribir en la plataforma del pajarito...twitter, creo que lo llaman, ella ha dado con su blog.

La lectura de las aventuras de Iyoconda y Alexa han tenido en nosotros un efecto dramático. A su natural fogosidad de juventud se le ha sumado la manía de hacerlo en lugares inusuales; a horas inconvenientes, en la oscuridad, en la luz, en el mar, en la montaña y con ropa tan fina que los mosquitos la pican hasta la saciedad. Me duelen las caderas y las piernas de tanto hacerlo de pie y mis otras esposas ya se han marchado con sus madres...¡para regresar con ellas!   

Otra de las mañas que ha adquirido es verme dormir, sea que este con Maria ó Lalalooza ó en mi hamaca yo solo. Coloca sus dedos en la sien, se concentra y de alguna manera trata de meterse en mis sueños para poder asustarme ó  robarme algún secreto. Lo curioso, es que ha tenido éxito y se ha enterado de un pequeño affaire que tuve con una turista Francesa, por lo que para comprar su silencio, he tenido que construir varias chozas que simulen tiendas de un centro comercial para que ella haga las compras...

Ahora que llego al final de la redacción de esta carta, me he dado cuenta de que no sé que pedirle: no puedo solicitarle  que deje de escribir su blog porqué no sería justo. Aunque este afectado, sé que el hecho de escribir en su trabajo no debe ser precisamente el paraiso...

Me despido de Ud  desde el paraiso. Elevo mi coco en este atardecer en la playa viendo a las turistas en topples y le deseo que algún dia sea capaz de vivir de lo que le gusta hacer.

 Abhamalong Petrasolag y familias.

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